¡La violencia que interrumpe tantas vidas no vividas! La
tragedia que arrebata primero a los mejores, y deja a los culpables. El terror
que no se atrasa ni un minuto para las víctimas inocentes. Donne relató la
desolación que nos aflige como supervivientes del horror: "La muerte de
cualquier persona me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; y, por tanto,
nunca preguntes por quién doblan las campanas: doblan por ti". ¡Señor, damos a
cada uno nuestra propia muerte, a nuestro término, sólo cuando hayamos ido
perdiendo la costumbre de vivir!
El dolor: Triste compañía la aflicción, ese pesar que reclama soledad. Dicen,
pero ahora no podemos creerlo, que la pena es la dignidad de la desgracia; que
aguza la inteligencia y fortifica el espíritu; que el dolor es el gran maestro y
que bajo su hálito se desarrollan las almas.
Las incesantes preguntas martilleando nuestra mente: ¿Por qué? ¿Para qué?
¿Quiénes? ¿Qué dicen defender los desalmados culpables? ¿Quiénes sacarán
provecho? ¿Cómo acabar con todo ello?
Y las respuestas: Necesitamos urgentemente una seguridad de verdad, una prensa
de nivel, una política de altura, una justicia de calidad, una educación de
excelencia.
Mikel Agirregabiria Agirre. Educador
http://www.mikelagirregabiria.tk
|