Agencias - El periódico obtuvo la información de proveedores de datos que
cobran por brindar acceso a los archivos públicos y expuso las conclusiones en
su edición dominical. No publicó las identidades ni otros detalles, dijo, para
no poner en peligro a los empleados de la CIA.
No todas las 2.653 personas que el diario dijo que pudo identificar eran agentes
clandestinos, un tema que se planteó cuando el Departamento de Justicia
investigó si alguien en el gobierno de George W. Bush dio a conocer la identidad
de la agente Valerie Plame a la prensa en el 2003.
Algunos eran analistas no clandestinos o altos directivos como el ex director
George Tenet. Pero el diario dijo que hizo llegar algunos de sus hallazgos a la
CIA, la cual reconoció que la lista de nombres incluía a agentes clandestinos.
"La clandestinidad es un asunto que siempre vigilamos y buscamos la manera de
mejorarla", dijo el vocero de la CIA Tom Crispell a The Associated Press el
domingo.
El diario dijo que los proveedores de datos le permitieron identificar a las
personas por medio de directorios telefónicos, transacciones inmobiliarias,
registros de votantes, impuestos sobre la propiedad y otros documentos
financieros y legales. También aparecieron teléfonos internos de la agencia y
direcciones clandestinas utilizadas por los agentes.
"La clandestinidad es un asunto complejo que se vuelve más complejo en la era de
la internet,", dijo la principal vocera de la CIA, Jennifer Dyck, al Tribune.
"Cosas que funcionaban antes ya no funcionan".
El Tribune ubicó una veintena de instalaciones de la CIA en Chicago, el norte de
Virginia, Florida, Ohio, Pensilvania, Utah y el estado de Washington. Algunas
tenían guardias, en tanto otras parecían residencias particulares sin conexión
aparente con la agencia de espionaje.
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